lunes, 25 de mayo de 2020

7 años sin postear

Cómo ha cambiado el internet en estos 7 años en los que no escribía nada: los bloggers ahora son youtubers, Facebook le va cediendo lugar a Instagram (es más, muchos jóvenes con cuenta en Instagram no tienen perfil de Facebook), las webs han tenido un resurgimiento inusitado (quizá debido a la aparición del COVID19 y la necesidad de vender en línea).
Y hablando del Covid19, este virus ha hecho que en la vida real también muchas cosas cambien: los conciertos han desaparecido hasta nuevo aviso, también el ver películas en un cine (una de mis pasiones, ya que me es insufrible ver una película en mi laptop o tv), la fotografía (otra de mis pasiones) anda buscando como reinventarse...ha cambiado mucho y no sabemos por cuanto tiempo.
En estos 7 años también han habido cosas a nivel socio-cultural que han cambiado: las redes sociales se han vuelto una herramienta de denuncia y cambio, el activismo online ha crecido en pro de causas como el animalismo, la igualdad de género, la ecología, etc. Esto es por el lado bueno, pero también hay un lado negativo y preocupante, como el hecho que se está viviendo cada vez más online que en la vida real, y así el Instagram se ha convertido en una vitrina de una vida muchas veces falsa. Muchos adolescentes sigue a "influencers" que venden un estilo vida que  a todas luces no es real y que al tratar de imitar y ni lograr les genera frustraciones (una frustración extra que se suma a todas las frustraciones a las que se ve expuesta la adolescencia).
Otro punto negativo es el la "fabricación de talento": gente con talento medio (o escaso) que gracias a sus habilidades personales en redes de pronto se convierten en talentosos artistas con muchos seguidores, en desmedro de gente verdaderamente talentosa. Y las marcas ahora buscan eso: seguidores. Lo online  y su inmediatez también están creando personas flojas (fisica e intelectualmente); y son también la inmediatez y el facilismo los que están dando lugar a una generación sumamente frágil y con poca tolerancia. 
Así como vino el Covid y cambió muchas cosas, también, a veces, deseo algo que cambie para siempre (y para bien) nuestra forma de vida, tal vez un colapso digital: que volvamos al cine, a escribir cartas, a ir a las bibliotecas, a revelar y ampliar fotos, a tocar verdaderamente bien un instrumento, a no estar disponibles siempre, a disfrutar un almuerzo y una salida con la familia y amigos y que sean ellos  los únicos que se enteren de nuestros viajes, logros, triunfos y derrotas.